lunes, 31 de agosto de 2009

Smells like nineties spirit

Por Julieta Roffo

Nirvana, Vilma Palma y la Macarena, de Los del Río. Bittersweet Symphony, las boy-bands y El amor después del amor. Todos grandes hitos de la música, con base de operaciones en la década de los 90. Esa época en la que el CD hacía furor, y en Musimundo había que hacer cola.

De todo pasó, en el mundo, para que hoy recordemos discos, artistas y canciones de aquellos años maravillosos. En la Argentina, se consagraron las bandas de mayor convocatoria del rock, como La Renga y Los Piojos, y especialmente Los Redondos. Matador y Mal Bicho le dieron a Los Fabulosos Cadillacs su lugar en Latinoamérica y Fito Páez lanzó – en 1992 y para Cecilia - el disco que más se vendió en la historia del rock nacional. Fue la época de Gilda, de Ráfaga, de Red, de Green, de La ventanita del amor y de hits inolvidables como La Pachanga o Auto rojo, que aún hacen explotar a varios nostálgicos.

En Estados Unidos, en la ciudad de Seattle, se originó el movimiento grunge que no tardó en reclutar a miles de jóvenes uniformados con bermudas y camisas escocesas, y en cambiar la historia de la música. Aunque su ícono más reconocible es el disco Nevermind (1991) de Nirvana, incluyó a bandas como Alice in chains, Stone Temple Pilots, Soundgarden y Pearl Jam, la única que se mantiene unida desde aquella época.

Allí mismo, los Guns and Roses lanzaron su disco doble, Use your illusion (1991), y los Blind Melon vistieron de abejita a una niña de anteojos y algo gordita - cualquier semejanza con Little Miss Sunshine es pura coincidencia - para el videoclip de No rain, un himno noventoso por excelencia. Desde Canadá, Alanis Morissette hizo lo suyo, sobre todo desde la aparición de su disco Jagged little pill en 1995.

Radiohead, Oasis, Blur, Beck, The Cranberries y Roxette invadieron los escenarios europeos. Algunos duran hasta hoy, otros se han disuelto y hasta reunido para reconciliarse, y otros, dicen, se agarraron a piñas tras bambalinas hace unos días, y ahora sí, los Gallagher se separan. Pero… ¿Vos te vas a olvidar de Don’t look back in anger, de Paranoid Android, de Linger o de It must have been love? No, esas huellas noventosas están grabadas en nuestras memorias.


Como las boy-bands, que lideradas por los Backstreet Boys, y seguidas por N’Sync, Five, Westilfe y Take that enamoraron a millones de gritonas alrededor del mundo, y las llenaron de pósters, gorros, banderas y vinchas. O como los galancetes en español: Ricky Martin, Enrique Iglesias, Ricardo Arjona, Alejandro Sanz, que también cultivaron el llanto de varias quinceañeras.

De todo ha pasado, melodías dulces, duras, pegadizas, sin sentido o con letras de esas que te dejan pensando. Pero eso sí, la música de esta década no pasará desapercibida, y cada vez que suene Tractor amarillo, de Zapato Veloz, Mmmbpop de Hanson, Inundados de los Paralamas o Enter Sandman de Metallica… ya sabés de dónde viene. Y si te agarra la nostalgia bien fuerte, desempolvá el casette en el que grabaste los 40 principales y cantá bien fuerte, con la compañía de Fonito.

El llanto de uno, el dolor de millones

Por Claudio Sebastián Pronesti


“Me cortaron las piernas” dijo, sentado frente a una pequeña mesa de vidrio y ante las cámaras de Canal 13, que retrataban cómo los ojos de un hombre hacían llorar a millones de otros hombres – y también mujeres – a miles de kilómetros de distancia.

No le hizo falta utilizar palabras bellas ni oraciones repletas de poesía. Su verba siempre había estado más ligada a lo popular que al buen castellano que muchos le reclamaban, en sus dichos y en su forma, en su andar arrogante de pecho inflado que lo hizo llegar – talento mediante - a lo más alto del deporte más jugado y comentado del mundo.

Entre los sucesos más importantes de aquél año 1994, pueden destacarse la Reforma Constitucional que le permitió – un año más tarde - la reelección al por entones presidente Carlos Menem, el atentado a la sede de la AMIA que dejó un saldo de 85 muertos y los campeonatos obtenidos por Independiente y River Plate en el fútbol doméstico.

Pero sin dudas, aquella imagen de Diego Maradona tras conocerse la sanción por doping positivo que lo dejaba afuera del Mundial de Fútbol de los Estados Unidos, quedó grabada a fuego en la memoria de todos los argentinos. Días antes, tras el triunfo ante Nigeria por 2 a 1, el Diez se había retirado exultante hacia una (¿azarosa?) prueba de doping que lo tuvo como protagonista, llevado de la mano por una ignota enfermera rubia que tras miles de repeticiones televisivas, quedó en la historia del deporte argentino.

“Se detectó efedrina, norefedrina, seudoefedrina, norseudoefedrina y metaefedrina, cinco sustancias químicas que tienen efectos estimulantes, y ayudan a perder peso, en el control antidoping a Diego Armando Maradona, tras el partido contra Nigeria”, fueron las palabras del vocero de la F.I.F.A., y aunque se intentó una defensa del astro, no hubo caso: Diego afuera del Mundial, 18 meses de suspensión y el equipo de Basile se quedó sin su capitán.

Días después, la Selección Argentina cayó 3 a 2 frente a Rumania por los Octavos de Final, dejando la sensación de que estaba para más, que era superior a todos los demás, pero claro, si dentro de la cancha estaba Maradona. Sin Pelusa, se acabó el Mundial, que fue ganado posteriormente por un Brasil opaco que no desplegó nada de magia.

Fue la última imagen oficial de Diego con la albiceleste. Atrás quedaba un glorioso pasado como Campeón Mundial Juvenil en Japón 1979, la Mano de Dios y el gol de los sueños en la mítica Copa del Mundo de México 1986 con Bilardo y Cía., la convocatoria de Basile para el repechaje clasificatorio ante Australia cuando el Diez estaba más cerca del retiro que de las canchas, y la estampa de mejor jugador de todos los tiempos.

Los años noventa marcaron, entre muchas otras cosas, el final de la carrera profesional de Diego Armando Maradona en la selección argentina, y sin dudas, aquél 1994 quedará grabado para siempre en la memoria de un pueblo futbolero que fue testigo y lloró, frente al televisor de turno, por la caída del héroe de Villa Fiorito, en un día de piernas cortadas y corazones rotos.

Las ideas eternas de una década

Por Verónica Fernández Ceriani

Los 90, la era del consumismo y del deme dos desenfrenado en Argentina. Los bienes importados, los viajes, y esa irremediable transformación de un producto en un deseo, en una necesidad, no llegaron solos. Claro que alguien les tuvo que dar una mano, alguien tuvo que guiar esas cosas hasta la vida de los consumidores, al nivel de convertir una marca en un integrante más de la familia.

En ese contexto, hubo una dupla que dejó su huella durante toda la década. Causaron casi una revolución, mientras se codeaban con las más grandes marcas multinacionales y argentinas. Tranquilo, tranquilo, no te vamos a hablar de Cavallo y el riojano. Este dúo pertenecía al mundo de la publicidad (aunque teniendo en cuenta una de sus perlitas de 1999, que veremos al final del post, tendríamos algo para reprocharles...)

Ramiro Agulla y Carlos Baccetti son dos creativos argentinos que saltaron al cielo publicitario en el año 1991, con el comercial "Confusión" de Hellman's (imposible no recordar algunas frases embleméticas del spot si viviste, así sea dentro de un Tupper, en los 90). Cuatro años después fundaron su propia agencia, responsable de ese "Gol gol gol, en tu cabeza hay un gol" (que efectivamente se quedaba en tu cabeza durante horas), de que repitas hasta el cansancio los chistes (que aún hoy pueden escucharse como ringtones) de La llama que llama, de que por primera vez notes que el bostezo es contagioso, y de que la publicidad argentina diera un salto en el país y en el mundo, abriendo un enorme camino para nuevos creativos locales en festivales como Clio, Fiap y Cannes Lions, que se mantiene hasta la actualidad.

Estas son algunas de sus ideas.














domingo, 30 de agosto de 2009

Así hablaban los 90s

Por Sabrina Campos

Hoy no les hablo sólo a los melancólicos lectores de este blog que crecieron en los noventas, hoy te hablo a vos. Sí a vos, que preferís olvidar esos términos que usabas años atrás. Esos que te hacían tan moderno, aquellas frases que repetías hasta el cansancio, esos códigos que compartías con amigos y que hoy te generan unas irremediables ganas de salir corriendo a ponerte una bolsa de papel en la cabeza por haber hablado así durante tanto tiempo.
Te hablo a vos loco, que pensabas que eras copado porque tus amigos te decían: "Man, sos una masa", y te alentaban a ganarte a la minita que te partía la cabeza. "Ya te la vas a apretar", te decía tu viejo que era bastante canchero para su edad, no como los padres de tus amigos que solían ser unos tremendos giles de goma.
A vos, flaquito, que decías boludo cada dos palabras pensando que era una moda, y aún hoy, sigue representando el 80 por ciento de tu vocabulario habitual. A vos que viviste en la época en que todo era súper, estaba todo joya y te creías un capo cuando le sacabas la mano a alguien al saludarlo al grito de ¡Oso!
Vos, máquina, que aprendiste que lo malo era un garrón, que si estabas mal te sentías bajoneado, que cuando veías algo genial decías que era re guachi guau y lo aburrido era un plomazo.
A cada Gomazo amigo, que cuando conocía una flaca llamada Marta, le cantaba con fervor que era "la número uno".
A todos los que reventaron la noche en las discos buscando una diosa para conquistar al ritmo de "La Panchanga" de Vilma Palma e Vampiros, a vos te hablo.
Hacete cargo, chabón, no seas careta, sacate la vergüenza y desempolvá ese vocabulario noventoso, que acá, en De Los Noventas no nos importa lo fashion y las seguimos usando.
Qué copante, no?

NdeA: Si bien la serie Blanco y Negro es del año 1978, la recordada frase "De qué estás hablando Willis?" nos ha acompañado durante toda la década del 90 sin dudas.